Las personas que conviven en entornos cerrados sin acceso a la luz solar sufren diversos problemas.
Hay numerosos estudios que confirman que la iluminación artificial de interiores afecta a la producción de melatonina de la población en general y, por ejemplo, llegan a modificar los patrones de sueño en aquellas personas que conviven en entornos cerrados sin acceso a la luz solar.
En nuestro día a día pasamos mucho tiempo expuestos a la luz artificial, más en invierno. En concreto, frente a la luz azul que emiten ordenadores, móviles o tabletas, así como a los fosforescentes, o cada vez más luces LED de las oficinas ante los largos y frenéticos horarios que tenemos. ¿Hasta qué punto la iluminación artificial puede dañar a nuestra salud?
Para poder entenderlo, el físico del Instituto de Óptica del CSIC Sergio Barbero explica a Infosalus que no todas las luces artificiales son similares. En concreto, cita que cualquier tipo de luz está compuesta de varios colores y, a su vez, de varias gradaciones de color, y que no será lo mismo una luz fosforescente, que una LED que contenga azul, de una luz LED que no la contenga, o de otra que contenga luz LED con azul cercano al ultravioleta (que es perjudicial).
Barbero puntualiza que luz LED no es sinónimo de luz azul, a la vez que indica que hay muchos tipos de LED, todo dependiendo de la concentración de colores que presente. «Cuando tenemos una luz fría, muy blanca, es más bien azulada, tiene mucho azul y menos de rojo o verde. En cambio, si la luz es cálida, tendrá más colores anaranjados y menos azul; la bombilla de toda la vida», precisa.
Así, señala que para la salud no es lo mismo una luz azul cercana al ultravioleta (UV) que una luz azul que esté lejana al UV. «Cuando tienes cataratas y te implantan una lente intraocular tiene un filtro que evita los ultravioleta y parte de luz azul también», sostiene el científico del CSIC.
«Los colores tienen que ver con la energía. El azul tiene más energía que el rojo o el verde. Entonces esa radiación más energética tiene algún tipo de efecto diferente sobre el tejido ocular que otro tipo de luz azul. Aquí es donde entra la polémica. Si metes mucho azul que está cercano al ultravioleta será perjudicial. La gran controversia es cuánto de azul lejano o cercano al ultravioleta puedes meter a la luz para no dañar al ojo», precisa.
Cáncer de mama y de próstata
Precisamente, en abril de 2018 salió publicado un estudio en Environmental Health Perspectives, realizado por un equipo internacional bajo la dirección del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que observó una asociación entre niveles elevados de exposición a luz azul durante la noche y un mayor riesgo de padecer cáncer de mama y de próstata.
Según explica a Infosalus el coordinador del estudio Manolis Kogevinas, la luz de espectro azul es aquella que emiten la mayoría de luces LED de tipo blanco y muchas pantallas de tabletas y teléfonos móviles. «La luz azul es una región del espectro de la luz visible, emitida por la mayor parte de LED blancos, así como por muchas tabletas y pantallas de teléfono móvil. Entre las fuentes de luz azul se incluyen el Sol, las pantallas digitales (televisores de pantalla plana, ordenadores de sobremesa, ordenadores portátiles, ‘smartphones’ y ‘tabletas’), dispositivos electro*nicos y la iluminación fluorescente y LED», añade.
Se sabe que, en función de la intensidad y de la longitud de onda, explica Manolis, la luz artificial, en especial en el espectro azul, puede reducir la produccio*n y secreción de melatonina en mayor medida que otros espectros lumínicos. «La melatonina desempeñan un papel fundamental en la regulación de los ciclos noche-día, y tiene también otras funciones clave, ya que por ejemplo, es un potente antioxidante y posee una función antiinflamatoria», agrega.
A su vez, subraya que la exposición a dicho espectro lumiínico ha aumentado con rapidez, tanto en lugares públicos como privados, como consecuencia del uso masivo de LED y de fuentes de luz interiores como tabletas o smartphones.
Sin embargo, indica que «la exposición a la luz azul durante el día, mediante la exposición a fuentes artificiales de luz, o recibiendo dosis adecuadas de luz solar natural (todo el espectro), tiene unos efectos más agradables, en forma de aumento del estado mental de alerta y de reducción de la fatiga, que contribuyen a beneficiar tanto el desarrollo de la actividad diaria como el descanso nocturno».
Con ello, lamenta que los filtros naturales de los ojos humanos no protegen suficientemente de la luz azul procedente de los rayos solares, ni de la luz azul emitida por los dispositivos electrónicos o por los LED.
Carles Suría: la luz led daña a nuestra salud
Carles Suriá, ingeniero experto en mediciones de tóxicos, por su parte, advierte de los riesgos que, a su juicio, y en general, la luz LED puede conllevar para la salud. Según explica, ésta presenta un espectro lumínico no ideal, una visión no equilibrada de toda la gama de colores, aparte de generar ondas electromagnéticas, lo que dificulta la identificación de los colores e incrementa el estrés en la persona. «Sin embargo, las lámparas incandescentes o halógenas generaban un espectro luminoso completo y no emitían ondas electromagnéticas», precisa.
Según alerta, todo ello se ve reflejado en el día a día ya que estamos todos expuestos, más en invierno, y desde primera hora de la mañana a iluminación artificial con una fuerte concentración de luz azul, que estimula la adrenalina, y además, según «muchísimos estudios científicos», puede dañar a la retina.
«Todo este tiempo de exposición retrasa la producción de melatonina y provoca que tanto jóvenes como adultos estén más alterados de la cuenta. En la naturaleza la iluminación evoluciona de forma continua a lo largo del día. Los primeros rayos tienen una mayor proporción de azul y los últimos nos proporcionan una luz rojiza. Nuestro ritmo circadiano está adaptado a esta evolución diaria de la luz y su alteración provoca trastornos cardiovasculares, problemas de sueño y gastrointestinales, entre otros efectos», remarca.
La ciencia avanza
A pesar de todo ello, la ciencia avanza y por ejemplo, en toda la UCI del Hospital barcelonés de la Vall d’Hebron se ha establecido, gracias a la tecnología de iluminación de LEDMOTIVE, como pauta lumínica la correspondiente al día 21 de marzo, de forma que siempre es primavera. También la ha incorporado la unidad de semicríticos del Hospital del Mar de Barcelona.
«Esta tecnología permite reproducir la luz natural, incluyendo sus cambios a lo largo del día, con la máxima calidad visual y sin recurrir a intensidades lumínicas elevadas, garantizando un alto grado de confort. Todas las propiedades de la luz se encuentran en el espectro: esta tecnología combina la luz de 7 canales de color diferenciados para producir cualquier espectro de luz en el rango visible, pudiendo eliminar o modificar aquella que produzca los efectos más nocivos, como la luz azul-violeta, por ejemplo», subraya.
En el caso de un hospital, según defienden, esto facilita aplicar los beneficios de la luz natural a la recuperación de los pacientes críticos, así como mejorar la orientación y reducir los delirios en pacientes con ingresos de larga estancia. «El sistema facilita, además, la eliminación completa de la luz azul cuando así se requiera para favorecer la producción de melatonina», sentencia.