En primer lugar, se debe conocer el espacio que se quiere iluminar, sus dimensiones, la luz natural que tiene (si la tiene), y la funcionalidad del espacio, saber si es para exteriores o para interiores. Si la luz es para instalaciones exteriores, hay que considerar que los productos a utilizar deben tener la correcta protección de impermeabilización, la cuál se determina mediante un número de dos dígitos que indica el grado de protección (protección IP). IP65 es una protección adecuada para instalaciones en exteriores, mientras que un producto con IP68 puede ser sumergido en agua como una luminaria de piscina. Para interiores se utiliza la protección IP20, la cual no puede estar expuesta a la humedad.